viernes, 25 de enero de 2019


Últimamente todo va tan rápido que... no sé. Sentía que tenía la obligación de parar, salir de la burbuja y escucharme. Así que aquí estoy. Escuchándome. Valorando a las personas que tengo cerca y el amor tan puro que siento que me dan, siendo consciente de la suerte que tengo por sólo respirar, sintiendo las hostias que me han hecho aprender - y que aún me duelen - : escuchando mi verdad. Creo que la importancia que tiene la verdad es lo más maravilloso que me ha enseñado una hostia. Y nada, yo voy a hablaros de la mía.
Mi verdad son mis sentimientos. Mis emociones. Mi punto de vista más honesto. La paz y la calma conmigo misma. La seguridad de mis actos. Mi corazón. Mi voluntad. Mi conciencia tranquila. Lo que me protege. Mi sentido y dirección. Lo que yo siento por encima de lo que tú sientes. Porque mi verdad es importante, porque es mía. Personal y pura. Y la defenderé a muerte. Mi verdad no es mi opinión egoísta en mitad de una discusión. Ni mi opinión de nada en realidad. Mi verdad es lo que yo siento hacia algo o alguien ahora mismo. Si te odio, voy a respetar mi odio. Si te amo, voy a respetar el amor y el cariño que me nace. Si tengo orgullo, celos o rabia, me joderé y los respetaré también. Me respetaré siempre. Para mí la verdad es nuestro alma. Y cuando digo "lo que yo siento por encima de lo que tú sientes" no me refiero a que lo mío sea más importante que lo tuyo o que lo tuyo directamente sea una mierda. Sólo que, a veces, en el momento en el que alguien importante nos hace llegar su verdad, de repente se nos olvida la nuestra. Y sólo quería recordar lo importante que es que no se nos olvide. Y nada. No sé si se me ha entendido. El caos es difícil y expresarlo ya ni te cuen.